Candidatos: es el momento de conquistar a los votantes

Candidatos: es el momento de conquistar a los votantes

Candidatos: es el momento de conquistar a los votantes Por: Erika Fontalvo Galofre

A dos semanas de las elecciones regionales, las expectativas, encuestas y especulaciones dominan el escenario político en los 1.102 municipios del país. Los partidos y grupos significativos de ciudadanos han activado al máximo sus maquinarias para captar el voto que redefinirá, en algunos casos, el poder territorial.

Es mucho lo que está en juego el domingo 29 de octubre, jornada trascendental para la democracia que se anticipa también como un plebiscito sobre la gestión del presidente Petro o, cuando menos, sobre la fortaleza del progresismo que él encarna como el primer jefe de Estado de izquierda de la historia de la nación.

Los comicios locales a los que estamos convocados para ejercer nuestro legítimo derecho al voto, que es un acto sublime de civilidad, obliga a los candidatos que aspiran a convertirse en alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y ediles a situarse en el radar de las preocupaciones locales de manera concreta de la gente.

Si no lo hacen, si no se ocupan de resolver los asuntos que más les agobian a los ciudadanos de a pie no merecen su confianza en las urnas. Es momento de encender todas las alarmas para identificar a tiempo las percepciones amañadas de quienes intentan imponer versiones falaces de la realidad.

Saber elegir dentro de grupo de candidatos avalados, es crucial. De ahí la importancia de conocer o de ser parte de la conversación electoral. Luego, no habrá tiempo para los ‘tradicionales’ lamentarse.

Son nefastas las experiencias o, de alcaldes elegidos barones políticos de tradición, esos que estando hoy privados de la libertad, quienes pretenden contra toda lógica seguir en el poder en cuerpo ajeno, para lo que están dispuestos a echar mano de todo tipo de triquiñuelas. Sus estrategias de movilización de electores son tan conocidas como repudiables, desde populismo con ‘patrocinio’ hasta propuestas inviables, culminado en la compra de votos. Vagabunderías, en ocasiones en connivencia con la misma institucionalidad, que manchan la democracia, alientan prácticas corruptas, fomentan la abstención y legitiman cuestionamientos ficticios sobre los resultados, si estos no les favorecen.

Blindar los comicios de aberraciones tan recurrentes en nuestra dimensión local debe ser uno de los grandes retos de la campaña. Para que esto sea posible hace falta la lupa vigilante de las autoridades electorales, la concurrencia de candidatos íntegros de principio a fin y, sobre todo, el compromiso de una ciudadanía que defienda la verdadera democracia deliberativa, libre de artimañas, engaños y venta de conciencias.

La nueva amenaza se ha personificado en la mayoría de las regiones del país es donde están abundando los candidatos que ya fueron alcaldes o gobernadores y como no se ven líderes que emocionen al elector, la mayoría de los ex mandatarios tienen fácil el camino para repetir


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